Imagina que mientras realizas tus actividades diarias te mareas y comienzas a sentir un entumecimiento en la cara, pero lo que no sabes, es que esos síntomas podrían son característicos de una embolia cerebral, ¿los dejarías pasar? En esta nota te digo los factores que aumentan el riesgo de sufrir una embolia cerebral para que actúes lo antes posible.

¿Qué es una embolia cerebral?

Una embolia cerebral o ictus embólico, como también se le conoce, es un tipo de accidente cerebrovascular que se produce cuando un émbolo, ya sea un coágulo de sangre o grasa, se desprende de alguna parte del cuerpo, normalmente del corazón, y viaja a través del torrente sanguíneo al cerebro, bloqueando la circulación sanguínea de una arteria cerebral, ocasionando graves daños al cerebro por falta de oxígeno y nutrientes.

De acuerdo con información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la embolia cerebral es una de las diez principales causas de defunción en todo el mundo y de discapacidad en quienes logran sobrevivir a un ictus, pero necesitan ayuda para realizar sus necesidades básicas.

Es muy importante  detectar los síntomas a tiempo para comenzar con un tratamiento lo antes posible como: parálisis o entumecimiento en la cara, brazos y piernas, confusión, mareos, pérdida repentina de la vista y otras señales de alerta.

Recuerda que si padeces hipertensión, diabetes u obesidad y no llevas un control adecuado de tu enfermedad aumentas el riesgo de padecer una embolia cerebral, ¡qué esperas para cambiar tus hábitos! Cuídate mucho, tu salud está en tus manos.

Los principales síntomas de una embolia cerebral son: debilidad muscular, parálisis o entumecimiento en la cara, brazos y piernas, en especial en un lado de la cara. Foto: iStock
Dolor de cabeza intenso sin llegar a ser migraña. Foto: iStock
Sensación de hormigueo en cualquier parte del cuerpo. Foto: iStock
Confusión, mareos, pérdidas del equilibrio y caídas repentinas sin causa aparente. Foto iStock
Desmayos o pérdida del conocimiento en cualquier momento. Foto iStock
Presentar visión borrosa en uno o ambos ojos y pérdida repentina de la visión. Foto: iStock
Dificultad para hablar, o comprender lo que estás diciendo. Foto: iStock
Problemas para caminar por ti misma. Foto: iStock
Dificultad para tragar alimentos y dificultad para respirar. Foto: iStock

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